Por fin, hemos superado la Navidad y ahora nos queda superar esos turrones, chocolates y cochinillos almacenados en nuestro cuerpo. Ardua tarea, tan poco que nos ha costado ponerlo y tanto esfuerzo que nos va a costar desembarazarnos del peso extra…una media de 5 kilos, dicen las estadísticas.
El tejido adiposo se considera ya como un órgano con funciones y patología específicas, algo que tiene una traducción clave en la pérdida del exceso de peso. Cada vez existen más estudios al respecto que investigan cuáles son los factores y las alteraciones que hacen que haya tantas diferencias individuales aparte del tema hormonal, tipo de dieta y ejercicio. La leptina es uno de esos factores. A la leptina se le conoce por la «hormona de la delgadez». Efectivamente en griego «leptos» significa «delgado», pero no es por su raíz etimológica por lo que estoy escribiendo este artículo…
La leptina es una hormona peptídica secretada fundamentalmente por el tejido adiposo blanco que regula cómo gastamos la energía y nuestros niveles de ingesta. La leptina además tiene otras funciones como la reproducción y fertilidad, respuesta inmune y control de la presión arterial entre otras…pero en este caso me interesa su función como mensajera saciante de las grasas. La leptina se libera básicamente para decirle al cerebro que «oye, tenemos suficientes reservas, baja el apetito» y esto sucede cuando efectivamente las grasas aumentan. La expresión de la leptina y los niveles circulantes aumentan con los depósitos de grasa tras comer pero lo hace de forma exponencial, a más deposito graso aun mayor la secreción de leptina (os dejo unas referencias más abajo). Desafortunadamente las mujeres tenemos en general niveles de leptina más altos que los hombres “gracias” a los estrógenos. Si se ayuna los niveles de leptina caen de forma espectacular lo que causa un aumento del apetito y una disminución del gasto y esta correlacionada con la masa grasa total. En la obesidad parece haber resistencia a la leptina (con lo que el mensaje no se interpreta, no hay saciedad ni inhibición del apetito).
En los estudios realizados en animales inyectando leptina subcutánea se ha observado que es eficaz en obesos con niveles bajos de leptina sobre todo (solamente en aquellos con deficiencia congénita de leptina). Incluso existen algunos en los que la terapia génica con inyecciones intramusculares del gen de la leptina causa una disminución de la ingesta y del peso corporal.
Uno de los tratamientos más esperanzadores es que la liposucción por zonas asociada al ejercicio físico podría ser una estrategia segura y efectiva para la pérdida de peso de forma definitiva no sólo como tratamiento estético sino para el tratamiento de desórdenes metabólicos. Esto tiene sentido si pensamos en que reducimos el numero de células grasas con lo que se reduce la producción de leptina lo que seria un método que no causa daño metabólico y que esta reducción grasa permite una mejora de la resistencia a la insulina.
Referencias:
(1) //www.cfnavarra.es/SALUD/ANALES/textos/vol22/n3/revis2a.html
(2) //www.dovepress.com/strategies-for-reducing-body-fat-mass-effects-of-liposuction-and-exerc-a7187
(3) //www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18074501
(4) Imagen: Clarin.com
Dr. Jesús Benito Ruiz es el director médico y cofundador de Antiaging Group Barcelona, con más de 30 años de experiencia en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. Licenciado con honores en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia, se especializó en Cirugía Plástica en el Hospital “La Fe”. Ha sido presidente de la AECEP y vicepresidente de la SECPRE.
Reconocido por su innovación en técnicas quirúrgicas, el Dr. Benito Ruiz ha desarrollado procedimientos avanzados como el aumento mamario con grasa propia y el lifting facial sin cicatrices visibles. Es autor de numerosas publicaciones científicas y participa activamente en congresos internacionales. Entre sus premios destacan el Premio Gómez Ferrer Navarro de Cirugía y el Premio McGhan por sus avances en cirugía mamaria.