Uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos los cirujanos plásticos en procedimientos de cirugía plástica-estética es emparejar adecuadamente el resultado que podemos conseguir con las expectativas que tiene el paciente de ese resultado. El ser humano se caracteriza, en comparación a las otras especies animales, por su imaginación. Gracias a la imaginación y a la curiosidad el ser humano evoluciona como especie.
Esta imaginación es la que nos hace visualizar nuestro resultado ideal, que además hoy día está muy influenciado por las imágenes de modelos y de famosos. Los selfies y los filtros han alterado además de manera considerable la imagen corporal. Así, cuando una paciente acude a la consulta del cirujano plástico buscando consejo/información ya tiene una idea formada de lo que quiere, aunque sea difícil de explicar. La consulta médica trata de eso, de tratar de interpretar los deseos del paciente y adaptarlos a una técnica quirúrgica. Pero también trata de eliminar ideas preconcebidas que no se pueden lograr y sobre todo que estamos ante unos procedimientos que a pesar de todo nuestro empeño pueden complicarse o dar un resultado que no es el buscado. La complejidad del ser humano hace que encontremos, aunque no sea muy a menudo, con pacientes con resultados que para nosotros pueden ser insuficientes pero que están contentos y pacientes con fantásticos resultados pero que están descontentos porque no cuadran con la imagen preconcebida que tenían.
Hay que tener en cuenta que en un procedimiento quirúrgico hay infinidad de variables que pueden afectar el resultado. Estamos trabajando con material vivo, plástico (en su concepción de moldeable) y sometido a un proceso de cicatrización. Los cirujanos plásticos tratamos por todos los medios de conseguir el resultado que desea el paciente aunque también tratamos de ofrecer el aspecto más realista en la consulta. Una inmensa mayoría (cerca de un 95%) están contentos con el resultado obtenido (lo que es un éxito conjunto, no sólo del cirujano plástico sino también del paciente en cuanto sus expectativas se han encontrado de forma positiva con lo realizado). Y una minoría no. A veces porque ha ocurrido un problema que ha desviado la correcta evolución de la cirugía, otras veces (las menos) porque el cirujano plástico no ha sabido o no ha podido ensamblar su conocimiento con la expectativa del paciente. Otro pequeño grupo, que padecen lo que se denomina DISMORFIA, nuca están satisfechos con el resultado.
Las expectativas IRREALES son el mayor enemigo. Sumado a que los humanos tenemos tendencia a escuchar para confirmar nuestras opiniones, sentimientos, ideas. Asi que una idea preconcebida puede ser difícil de cambiar.
Los cirujanos, como otros profesionales, trabajamos con estimaciones, resultados estadísticos de la experiencia de otros compañeros y cómo no, con los conocimientos propios y la experiencia acumulada.
Tomemos un ejemplo: el aumento de mamas. Hay numerosas variables que influyen en el resultado. La paciente viene con una imagen de volumen y forma, basado en formas y volúmenes que ve en publicaciones, en Internet o de recuerdos de la forma y volumen que tenía antes del embarazo o de haber perdido peso. Es muy habitual que la paciente nos diga: «Quiero algo natural, que se note pero que no se note«. El aumento de mamas es una técnica para aumentar el volumen y secundariamente puedes cambiar la forma. Pero hay muchas circunstancias que influyen e incluso que son poco visibles antes de la operación y se hacen más manifiestas al aumentar de volumen de la mama. Las más importantes están en relación a las asimetrías por forma y/o posición, que hacen que una areola esté algo más baja que la otra, o que un surco sea más alto que el otro. En ocasiones estas asimetrías están ocultas, como un desarrollo mayor en una glándula que en otra o una diferencia de la curvatura de las costillas. Considerando que aunque la técnica sea perfecta nos podemos encontrar con anomalías anatómicas que hacen que exista alguna asimetría posterior. Sin tener en cuenta también que el proceso de cicatrización dura meses y que la mama va cambiando su forma y volumen a lo largo de este tiempo, lo cual además está influenciado por la actividad física de la paciente, de cómo lleva el sujetador, etc.
¿Es todo esto una excusa para justificar cualquier resultado que consigamos? No. Entre otras cosas porque como hemos dicho antes el índice de satisfacción de los pacientes es muy alto y los problemas surgen en un número ínfimo de casos. Pero como profesionales nos preocupan, claro que sí. En caso de complicaciones (hematoma, infección, etc) se van resolviendo con paciencia pero donde es difícil de gestionar es en las expectativas inadecuadas.
Es por ello que en el consentimiento informado existe una frase que dice “Estoy de acuerdo en que no se me ha dado garantía por parte de nadie en cuanto al resultado que puede ser obtenido”, porque existen tantas variables que esto es completamente imposible. El consentimiento informado no es una patente de corso para el cirujano, sino un documento requerido legalmente para demostrar que el paciente está al tanto de las complicaciones que pueden suceder y afianzar lo explicado en la consulta.
Dr. Jesús Benito Ruiz es el director médico y cofundador de Antiaging Group Barcelona, con más de 30 años de experiencia en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. Licenciado con honores en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia, se especializó en Cirugía Plástica en el Hospital “La Fe”. Ha sido presidente de la AECEP y vicepresidente de la SECPRE.
Reconocido por su innovación en técnicas quirúrgicas, el Dr. Benito Ruiz ha desarrollado procedimientos avanzados como el aumento mamario con grasa propia y el lifting facial sin cicatrices visibles. Es autor de numerosas publicaciones científicas y participa activamente en congresos internacionales. Entre sus premios destacan el Premio Gómez Ferrer Navarro de Cirugía y el Premio McGhan por sus avances en cirugía mamaria.