Antes de llegar a las prótesis de silicona que disponemos ahora vale la pena hacer un poco de historia. El término silicona lo acuñó Kipling en 1904 y hace referencia a un grupo molecular de silicon más un oxígeno y dos grupos metilo. La unión de muchos de estos grupos da lugar al material que conocemos como silicona. En los años 40 las casas Dow Corning y General Electric comenzaron a trabajar con este material porque se vio que era un buen aislante, duraba mucho y podía lugar a diversas aplicaciones. Las propiedades básicas de la silicona que le hace un buen material para uso médico son:
- Biocompatibilidad
- Biodurabilidad
- Hidrofobia
- Estabilidad química y térmica
- Baja tensión de superficie
Una de las primeras aplicaciones de la silicona fue como lubricante en catéteres, agujas y viales (en forma de metilclorosilona que en contacto con agua destilada hidrolizaba y formaba la capa de silicona). La primera aplicación como elastómero fue en un conducto biliar en el año 1946 (Lahey). Poco después siguió la aplicación en uretras y para hidrocefalia. Posteriormente la silicona se usó como material para infinidad de prótesis articulares, catéters, diálisis, válvulas cardíacas, máquinas de circulación extracorpórea y prótesis estéticas. En estética disponemos de expansores, prótesis de mama, de testículo, mentón, pómulos, mandíbula, gemelos, pectorales, glúteos. Básicamente están formados por un elastómero de silicona y en su interior un relleno de polidimetilsiloxano con diferentes viscosidades en función de los enlaces cruzados. Las hechas a medida se pueden elegir con elastómeros con 6 tipos de dureza diferentes y que se pueden modificar en quirófano.
En prótesis de silicona mamarias la historia se remonta a 1963, cuando Cronin y Gerow diseñaron la primera prótesis con Dow Corning y la implantaron. Actualmente estamos en la 5ª generación de prótesis. Las generaciones se miden en función de las características de los implantes, que básicamente se han ido modificando para reducir la posibilidad de contractura capsular (endurecimiento de la cicatriz que rodea al implante). Una de las teorías que se postulaban que estaban detrás de esta contractura capsular era el “bleeding” o sudoración del implante a través de la envoltura. Hay que tener en cuenta que la envoltura del implante es también de silicona y en función de las propiedades del gel y de su propia composición deja pasar más o menos silicona. En este sentido las prótesis actuales tienen una envoltura con una triple barrera y el gel es más denso. Uno de los problemas precisamente con las tristemente conocidas prótesis PIP es que al cambiar el gel, éste se filtraba más por la envoltura, deteriorándola, por lo que la prótesis se rompía antes.
Dr. Jesús Benito Ruiz es el director médico y cofundador de Antiaging Group Barcelona, con más de 30 años de experiencia en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. Licenciado con honores en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia, se especializó en Cirugía Plástica en el Hospital “La Fe”. Ha sido presidente de la AECEP y vicepresidente de la SECPRE.
Reconocido por su innovación en técnicas quirúrgicas, el Dr. Benito Ruiz ha desarrollado procedimientos avanzados como el aumento mamario con grasa propia y el lifting facial sin cicatrices visibles. Es autor de numerosas publicaciones científicas y participa activamente en congresos internacionales. Entre sus premios destacan el Premio Gómez Ferrer Navarro de Cirugía y el Premio McGhan por sus avances en cirugía mamaria.